la simpleza, el gesto, la dulzura.
La mirada cómplice en el momento necesario.
El caramelo cuando me rodaba una lágrima salada.
El golpecito en el hombro cuando me caía de la bici.
A la generación de mis abuelos les debo
la voz grave, el tono severo, la rigidez.
Las palabras más sonantes cuando rompía una planta.
La seriedad en la voz cuando tiraba comida.
El "¿Porqué lo haces?" cuando chutaba la pelota donde no debía.
A la generación de mis abuelos les debo
más de lo que pueda agradecerles por siempre.
Por estar cerca de mis primeros pasos, mis primeras caidas,
mi primer día de escuela, mis primeras alegrías en el deporte.
Por ayudarme a ser "yo" sabiendo que ellos estarían siempre ahí,
con la simpleza, el gesto, la dulzura, la voz grave, el tono severo y la rigidez.
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| "Enseñanzas de Abuelos". Sandra Brun. Barcelona Homenaje a Don Luis y amigos del barrio |
