Ahí estás,
pequeñito y gigante.
Ahí apareces,
con esa luz
que encandila la vida
con una felicidad inexplicable.
Te siento aquí,
sin verte y sin aviso.
Te siento en mis entrañas
y quiero darte todo de mí
para hacerte en mi hornito
un ser feliz, fuerte y dulce.
Te imagino en mis brazos,
con tus ojitos despabilados,
tus deditos entre los míos,
tu carita
¡Ay! ¡Qué ganas de ver esa carita!
Mientras mi niño,
ahí estás,
pequeñito y gigante,
regando de sueños mi vida
con esa luz que encandila,
mi pequeñito gigante.